¿Saben ustedes que estamos a punto de perder un blog bellísimo? Dice Ender que
cierra su incomparable casa porque ya no tiene tiempo para amueblarla y porque cree que las musas lo han abandonado. Yo le digo que tenga paciencia, que lo de las musas está difícil pero que acaban llegando. Lo habitual es que se tiren una eternidad delante del espejo, y claro, uno se desespera escribiendo sin rumbo, aguardando a que las malditas vengan de una vez. Esto es lo que le pasa a Ender, ni más ni menos, que cuando ellas llegan, él ya se ha ido y se le llenan las tardes de desencuentros.
Para solucionar los apuros de Ender he decidido organizar una pequeña colecta de tiempo. Seguro que ustedes tienen por ahí unos minutitos tontos que les sobran cada día. Yo, por ejemplo, voy a aportar el cuarto de hora que dedico todas las mañanas a ver el telediario después de desayunar. De ahora en adelante tendré que comprarme un periódico y enterarme de ¡cómo está el mundo! mientras voy en el tranvía.
Colaboren, por favor, es por una buena causa. Dejen sus aportaciones en este tablón de comentarios o en el de
Ender. Hasta el más breve de los segundos será bienvenido, a ver si entre todos juntamos una hora o dos para que Ender pueda permitirse de nuevo esperar a las tardonas de las musas.
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